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martes, 9 de abril de 2019

Guerra

Lo confieso, he mentido.
Alguna vez dije que no mato una mosca,
que soy agua mansa.
En ello he tenido algunos auspiciantes amigos
que intercambian promesas en mi corazón
y yo les dejo a cambio jugar a saber quién soy.

Pero esta mañana suspendí una tregua de meses
con las hormigas de mi cocina.
Fueron constantes los hostigamientos de su
parte y alguna vez se tomaron el mesón en
furia loca, cogiendo en boca y patas las
provisiones que ingenuamente he dejado por
allí, carentes de miedo alguno,  ya que la
vergüenza no asiste regularmente a las guerras.

Con el trapo de la cocina impregnado en
vinagre, de un manotazo, he asesinado a una
treintena de hormigas guerreras. No sin
antes haberles avisado la inminencia del
ataque con un temblor que desaté
pegándole al ¨pollo¨ con el puño para que
huyeran...

No quisieron irse y el desenlace fue
anotado por la historia personal de este
hombre que ahora siente vergüenza.

21 de julio de 2018

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