A veces olvido
la píldora para mantener
tu ausencia a raya y entonces
empujas mi puerta
aprovechando el descuido,
entras y revuelves todo en este corazón
para dejarlo amándote
y te vas yendo como si nada
a tu nueva vida que observo desde lejos.
Al final, sereno y listo para recoger todo,
sirvo un poco de agua y repito la dosis
que dejará mi corazón en orden
hasta un nuevo olvido.
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