Y cuando las cosas no llegan a ser, optamos por trasladar planes, previsiones, ilusiones, puestos en un hipotético futuro para que pueblen un pasado, igualmente en blanco, a manera de recuerdos implantados. Escuchamos una canción que pueda ayudarnos, un tango sabe de nostalgias, contamos y recogemos uno a uno los pocos o muchos besos nunca suficientes. Juntamos las palabras dichas, las que deseábamos oír pero no oímos, las que quisimos decir pero no dijimos, volteamos a mirar una vez más un cuerpo que cada día se hace más borroso. Tratamos de "resentir" al tacto su piel y no da escalofríos. No ponemos adioses ni hasta luegos. Y dejamos que todo duerma tan plácida y silenciosamente como empezó.
16 de octubre de 2011
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